Pruebas Aprender: 5 claves para entender los bajos resultados en Matemática y proyectar la mejora

Actualidad05/06/2025Diario UrbanoDiario Urbano

La caída en los niveles de aprendizaje, la persistencia de profundas desigualdades y la ausencia de estudiantes con desempeños destacados componen un panorama crítico, advierten los expertos. Sugieren poner el foco en los modos de enseñanza y en la transición de primaria a secundaria
  
 aprender-sj

      Las pruebas Aprender 2024 evaluaron a los estudiantes del último año de secundaria.
Solo el 14,2% de los estudiantes de secundaria alcanza el nivel satisfactorio en Matemática, según los resultados de la prueba Aprender 2024 que presentó este miércoles la Secretaría de Educación. La cifra implica un deterioro con respecto a la edición anterior (de 2022), mientras que se registra una leve mejora en Lengua, donde el 58% de los alumnos logra el nivel esperado.

Las cifras vuelven a alertar sobre la situación crítica de los aprendizajes, que no es novedosa pero que, en el caso de Matemática, viene empeorando en los últimos años. También muestran profundas desigualdades dado que, como viene sucediendo en todas las evaluaciones estandarizadas, el nivel socioeconómico de los estudiantes se asocia fuertemente con sus desempeños. Otras pruebas, como la Aprender Alfabetización 2024 de tercer grado, la Aprender 2023 de sexto grado de primaria o las PISA 2022, por mencionar las más recientes, también han alertado sobre las severas deudas de calidad y equidad del sistema educativo argentino.

 
El agravante, para el caso de esta prueba, es que se toma al final de la escuela secundaria: un especialista solía compararla con una “autopsia”, dado que llega en el momento en que el sistema educativo ya no puede hacer demasiado por esos estudiantes. Son jóvenes que, según lo establecido por ley, pasaron 14 años en la escuela. ¿Cuáles son las claves para mejorar la educación de los chicos que aún están a tiempo de ver garantizado su derecho a aprender? ¿Qué evidencia arrojan los datos? Infobae consultó a distintos especialistas para poder encontrar en los resultados algunas pistas de cara al futuro.

1. Un déficit crítico en Matemática
En Aprender 2016, el 70,2% de los estudiantes del último año de secundaria habían quedado en los niveles más bajos de la prueba (“básico” y “por debajo del básico”). Ocho años después, esa cifra ascendió al 85,8%. En el camino se redujo la proporción de alumnos que logran el nivel satisfactorio, y ya no quedan alumnos en el “avanzado”.

      Los resultados de Aprender muestran una caída de los desempeños de los estudiantes en Matemática.
 
“Que tengamos más del 85% de los estudiantes por debajo del nivel satisfactorio y casi a ninguno en el nivel avanzado muestra el deterioro de la enseñanza de la Matemática”, planteó Gustavo Zorzoli, director del Observatorio de Educación Matemática de la Universidad de la Ciudad de Buenos Aires.

Los resultados de Matemática “reflejan una dificultad persistente en Argentina para garantizar los aprendizajes fundamentales”, sostuvo Víctor Volman, director del Observatorio de Argentinos por la Educación. Y agregó que “esta problemática también se evidenció en los resultados de las pruebas Aprender 2024 de Alfabetización, donde apenas el 45% de los estudiantes alcanzó el nivel de comprensión lectora esperado al finalizar el primer ciclo de la educación primaria”.

Los bajos niveles de aprendizaje de Matemática “afectan las oportunidades de desarrollo de las personas y del país en las ciencias duras, las ingenierías y otras carreras que requieren una base sólida en la disciplina”, planteó Cecilia Veleda, doctora en Sociología de la Educación y exdirectora del Instituto Nacional de Formación Docente (INFoD). En las pruebas PISA 2022, los estudiantes argentinos de 15 años quedaron en el 8° puesto entre los 14 países latinoamericanos que participaron.

Los alumnos evaluados en Aprender 2024 empezaron la secundaria en 2019 o 2020. “No logramos identificar políticas pedagógicas efectivas que les permitieran recuperar los aprendizajes perdidos durante la pandemia. A veces parece que lo ocurrido en 2020 y 2021 hubiera sido parte de otra época, cuando en realidad hace apenas tres o cuatro años estábamos retornando a cierta regularidad en las escuelas”, resaltó Irene Kit, presidenta de la asociación civil Educación para Todos.

“En su momento se dedicó una gran atención a los protocolos sanitarios, pero mucho menos a lo que podríamos llamar ‘protocolos pedagógicos’: estrategias claras para acompañar, por ejemplo, a quienes iniciaron la secundaria con dificultades o cursaron su último año en condiciones atípicas”, argumentó Kit.

“Los indicadores evidencian una situación alarmante que requiere políticas educativas decididas, sobre todo en el área de Matemática. Es necesario implementar medidas concretas en materia de formación docente, fortalecimiento institucional y revisión de las condiciones de la oferta educativa”, dijo Sandra Ziegler, investigadora y profesora de la UBA y de Flacso

Por su parte, Manuel Álvarez Tronge, presidente de Educar 2050, reclamó “un plan educativo integral y no parcial para la mejor enseñanza y el aprendizaje en todo el país”, porque “no habrá desarrollo y solución a los problemas económicos argentinos con estos resultados”.

2. Desigualdades crecientes
Los resultados de Aprender 2024 muestran "un sistema educativo cada vez más fragmentado, en el que se concentran instituciones con condiciones favorables –como equipos directivos estables, nivel socioeconómico más alto de las familias, trayectorias escolares continuas, acceso temprano a la educación inicial y diferencias interprovinciales–, en contraste con contextos de mayor vulnerabilidad”, describió Sandra Ziegler.

      El nivel socioeconómico condiciona fuertemente los aprendizajes de los estudiantes. 


Mientras que 28% de los estudiantes de nivel socioeconómico alto (quintil 5) alcanzan el nivel satisfactorio, solo logra este desempeño el 8,2% en el quintil 2 y apenas el 5,2% en el quintil 1 (el más bajo). Para Ziegler, los datos muestran “la escuela no logra revertir las disparidades; por el contrario, reflejan mejores desempeños en los sectores más aventajados y resultados significativamente menores en los contextos más desfavorecidos”.

“Las brechas entre los dos subsistemas (estatal y privado) y por nivel socioeconómico de las familias muestran las asimetrías de un sistema educativo que margina a cada vez más sectores de la sociedad que se encuentran en la pobreza. La educación, que antes permitía el ascenso social, ya no cumple con esa misión”, advirtió Zorzoli.

“Los datos deben llevar a la urgencia de acciones para reducir brechas”, señaló Manuel Álvarez Tronge. Con respecto a las diferencias por nivel socioeconómico, subrayó: “En los niveles sociales más bajos, esta prueba nos dice que el 57% tiene problemas en lectura de textos y el 95% no alcanza el mínimo en matemática”.

Las evaluaciones muestran también brechas importantes entre Lengua y Matemática, y entre primaria y secundaria. “Si uno analiza los resultados de los operativos recientes, se observa que la diferencia de desempeño entre los estudiantes que obtienen niveles satisfactorios en Matemática y en Lengua es mucho mayor en el nivel secundario que en el primario. En 2023, el 66% de los estudiantes de 6° grado de primaria obtuvo niveles satisfactorios en Lengua y aproximadamente el 50% en Matemática, mientras que en 2024 en secundaria los porcentajes son 58% y 14%, respectivamente", comparó Cora Steinberg, especialista en educación de Unicef.

3. La ausencia de desempeños destacados

Más allá de las brechas, también es preocupante la ausencia de estudiantes en el nivel “avanzado” de desempeño (el más alto) en Matemática. En Aprender 2016, el 5,2% de los estudiantes se ubicaba en ese nivel.

      En la prueba Aprender 2024 se redujo la cantidad de alumnos con desempeño avanzado en Lengua, y ya no hay estudiantes en este nivel en Matemática.


Si la prueba está evaluando los contenidos que se enseñan en la escuela, los datos sugieren que no quedan “islas de excelencia” en el sistema educativo. Ni las escuelas privadas de mayores recursos ni las escuelas técnicas logran destacarse en una evaluación que, a diferencia de otras –como las PISA– está alineada con los diseños curriculares de la Argentina.

En las escuelas privadas, 3 de cada 4 alumnos (76%) se ubican en el nivel básico o por debajo del nivel básico en Matemática. “Si bien hay diferencias, los resultados son igualmente preocupantes en todos los sectores y ámbitos: educación estatal y privada, urbana y rural, y según los quintiles de ingreso de la población”, señaló Ziegler.


“Es muy preocupante que en el nivel socioeconómico más alto el 72% no pueda resolver un ejercicio simple de matemática y que, con independencia del nivel socioeconómico, no haya estudiantes argentinos en el nivel avanzado en Matemática”, advirtió Álvarez Tronge. Y lamentó también que “en Lengua haya retrocedido la cantidad de estudiantes en el nivel avanzado de un 15% en 2022 a un 6,3 en 2024”.

4. Los que no fueron evaluados
La prueba Aprender 2024 de secundaria fue censal, es decir que debían participar todos los estudiantes argentinos del último año de secundaria. Sin embargo, al tomarse en el último año de escolaridad, implica un primer recorte: solo evalúa a los chicos que llegaron al último año, con lo cual quedan fuera del radar aquellos que ni siquiera pudieron sostener su escolaridad y abandonaron en el camino.

De todos modos, el informe oficial señala que en los últimos 8 años el sistema educativo mejoró sus indicadores de retención: más de 100.000 estudiantes adicionales llegaron al último año de secundaria, en comparación con 2016. Es decir que hoy llegan al último año (5° o 6°, según la jurisdicción) estudiantes que antes repetían y terminaban abandonando.

La evaluación se tomó en octubre del año pasado y participaron 11.846 escuelas (el 96,6% del total) y 379.050 estudiantes (el 70,2%). Si bien los porcentajes de participación están en línea con los de los últimos operativos, algunos especialistas llaman la atención sobre el 30% de estudiantes que sigue sin resolver la prueba. Como viene sucediendo en ediciones anteriores, el panorama más grave está en Neuquén, donde solo participó el 42,5% de los alumnos.

      La evaluación fue censal en el último año de secundaria, pero 3 de cada 10 estudiantes no participaron.
“Es notorio que, ante la participación del 96,6% de escuelas, solo el 70,2% de los estudiantes haya participado, y apenas el 65,4% en el sector estatal. Eso arroja un sesgo sobre los resultados difícil de evaluar. Por otra parte, lo de Neuquén es un escándalo”, opinó Gustavo Zorzoli, que viene defendiendo la necesidad de implementar un plan nacional de alfabetización matemática, análogo al que lanzaron la Nación y las provincias para el área de Lengua.

Manuel Álvarez Tronge consideró que el panorama educativo es aún peor que el que presentan los resultados: “Primero, porque obviamente no reflejan la cantidad de adolescentes de 17 o 18 años que no son evaluados porque han abandonado o se han retrasado en sus estudios. Segundo, porque hay un 30% de estudiantes que no participó de la prueba”.

Una incógnita que surge en torno a ese 30% es si se trata de un porcentaje habitual de inasistencia: ¿todos los días falta el 30% de los chicos en las escuelas? ¿o la cifra es más alta porque hubo alumnos que asistieron pero no respondieron las preguntas?

“La evaluación Aprender para secundaria, que busca ser censal, lo es en términos de cantidad de escuelas. Sin embargo, en cuanto a la participación estudiantil, en las últimas ediciones hemos alcanzado cerca de un 70%. Siempre queda la pregunta abierta sobre si esa inasistencia corresponde a un nivel habitual o si está relacionada directamente con la evaluación –ya sea por decisión de los propios estudiantes, las familias u otras razones”, indicó Irene Kit.

5. La enseñanza y la formación docente
“Todas las pruebas de secundaria y primaria muestran la deficiencia de los aprendizajes. El Consejo Federal de Educación debería tratar este tema para proponer estrategias de superación consensuadas por todas las provincias. No solo hay que revisar la metodología de enseñanza sino también su seguimiento y evaluación”, consideró Guillermina Tiramonti, investigadora de Flacso.

Cora Steinberg resaltó que, más allá de los factores socioeconómicos, las escuelas y la política educativa pueden incidir en la mejora: “Hay un peso específico en lo que escuela secundaria puede hacer en cuanto a la mejora de los aprendizajes. Estamos frente a un problema pedagógico y de políticas educativas que acompañan y generan condiciones para la enseñanza y aprendizaje. Esto merece una mirada más atenta sobre los procesos de enseñanza de la matemática tanto en primaria como en secundaria, para repensar el currículum, las prácticas de enseñanza en el aula, los enfoques y contenidos, la transición entre niveles educativos que tienen modelos de trabajo diferenciados".

      Los especialistas ponen el foco en la transición de primaria a secundaria y en los modos de enseñanza de la Matemática. 


“La diferencia de desempeños entre Lengua y Matemática muestra que hay factores ligados a la enseñanza”, señaló Cecilia Veleda. Y amplió: “Estamos poniendo en el centro de la preocupación a la alfabetización, que es un tema nodal, pero tenemos que ocuparnos también de matemática. En esta área hay que prestar atención a la didáctica: en el nivel primario, que genera la base para el nivel secundario, los métodos constructivistas han predominado en los libros de texto durante las últimas décadas”.

La exdirectora del INFoD puso el foco en el desafío de la formación docente, donde se conjugan distintos problemas: “Por un lado, que los estudiantes de profesorado acceden a la formación con bajos niveles de matemática. Por otro, que los diseños curriculares suelen poner mayor foco en la disciplina que en la didáctica. En tercer lugar, que en buena parte del país hay carencia de profesores de matemática, cuyos puestos son cubiertos por personal ‘idóneo’, sin título docente”, describió Veleda.

“Para encarar el fracaso masivo en matemática haría falta articular respuestas en todas estas dimensiones: las bases que se logran desde el nivel inicial y el nivel primario, el currículum del nivel secundario y la formación docente inicial y continua”, sintetizó Veleda.

Irene Kit consideró que los datos muestran una “catástrofe educativa” en Matemática. Entre las posibles causas, mencionó la carga horaria de la asignatura, pero sobre todo la forma de enseñanza.

“La enseñanza de Matemática podría vincularse más con el desarrollo del pensamiento lógico-matemático a través de contenidos como teoría de juegos, probabilidad o estadística. Sin embargo, a menudo se pone un énfasis desproporcionado en contenidos como el cálculo algebraico, derivadas e integrales, que, salvo para quienes sigan carreras específicas como Ingeniería o afines, resultan excesivamente abstractos y repetitivos”, sostuvo Kit.

La especialista puso el foco en la transición entre primaria y secundaria: “En muchos casos, en la escuela primaria se trabaja intensamente con algoritmos convencionales que los estudiantes memorizan de forma rutinaria, sin comprender sus fundamentos. Esto provoca que, al llegar a la secundaria, el paso hacia el álgebra se sienta como un salto al vacío: pueden saber cómo se multiplica, pero no entienden las estructuras multiplicativas”.

Kit también destacó la cuestión del tiempo en la clase de Matemática: “El pensamiento matemático requiere esfuerzo y dedicación. Cuando se dispone de pocas horas de clase y se corre detrás de los contenidos, el docente suele plantear un problema en el pizarrón, da un breve tiempo para resolverlo y, si se agota el tiempo, o bien llama a alguien que lo resolvió rápido, o lo resuelve él mismo. Así, quienes no lograron pensar en la solución o no la encontraron a tiempo, se quedan sin oportunidad de hacer matemática. Sin ejercitar el pensamiento matemático, se limita la posibilidad de construir una arquitectura sólida de conocimiento”.

 

Te puede interesar
Lo más visto