Entre el duelo y la esperanza: la madre de Lucía Rubiño habló al corazón de todos

Belén Montilla, mamá de la joven sanjuanina, escribió una emotiva carta abierta en la que expresa su dolor, recuerda a su hija y exige justicia. "Ese segundo también me consume a mí cada día", afirmó.

El dolor por la pérdida de Lucía Rubiño, la joven sanjuanina que murió en un trágico siniestro vial, sigue presente y encuentra en la voz de su madre, Belén Montilla, una forma profunda de expresión. A través de una carta abierta, la mujer compartió una reflexión cargada de amor, angustia y un pedido claro: que la muerte de su hija no quede impune.

En el texto, Montilla se detiene en una idea central y desgarradora: cómo un solo segundo puede marcar el límite entre la vida y la tragedia. "Un segundo alcanza para un beso, para un 'te amo', para una sonrisa... pero también para una despedida que nadie esperaba", escribe.

La carta retrata con crudeza la impotencia que siente al imaginar todo lo que podría haberse evitado. Un llamado telefónico, una pausa en el camino, una simple distracción podrían haber cambiado el curso de los hechos. En ese pensamiento constante, la madre se pregunta qué habría pasado si alguno de los involucrados en el siniestro hubiera actuado con más precaución.

"Imagino ese instante, los segundos antes del impacto. Me pregunto si alguien frenó, si alguien gritó, si alguien tuvo miedo... porque una sola decisión distinta podría haber salvado su vida", afirma en uno de los pasajes más conmovedores.

Belén también pone el foco en la necesidad de que la Justicia avance, para que el caso no quede en el olvido. Con sus palabras, busca que la memoria de Lucía se mantenga viva y que su historia sirva para generar conciencia sobre las consecuencias irreparables que pueden surgir en un instante de imprudencia al volante.

“El segundo que le quitó la vida a mi hija también me la quitó a mí, de otra forma. Me consume todos los días”, concluye.

El testimonio de Belén Montilla no solo es un reclamo de justicia, sino también un llamado a la empatía y la responsabilidad. Una voz que, desde el dolor más profundo, intenta transformar la pérdida en memoria y acción.