Hay conmoción por la muerte de una joven que, en pleno viaje de egresados, perdió la vida en Bariloche. La curiosidad es que se hospedaba donde en 2015 estuvo otra chica, que también falleció.
Una adolescente de 17 años murió mientras estaba de viaje de egresados en Bariloche. Había estado internada desde el viernes en el sanatorio San Carlos por un problema de salud que habría tenido antes de viajar junto a sus compañeros.
La joven habría ingresado al centro de salud por un cuadro de mononucleosis que derivó en un shock séptico que le provocó la muerte, según informó el Diario de Río Negro.
La estudiante cursaba en una escuela de la localidad de Verónica, en la provincia de Buenos Aires, y ya habría tenido síntomas antes de iniciar el viaje. Sin embargo, después de ser evaluada por los médicos, se autorizó que se sumara al resto de sus compañeros.
Una vez en Bariloche, el cuadro médico de la chica de 17 años empeoró “con mucha fiebre y otros síntomas”, de acuerdo a lo informado por el portal Bariloche2000. Por esta razón, fue atendida por el servicio de emergencias ofrecido por la empresa turística a cargo del viaje de egresados, y luego derivada al sanatorio San Carlos, ubicado en el centro de la ciudad.
Si bien el accionar médico fue rápido, la joven no resistió y murió. Sus compañeros de curso anticiparon la vuelta y los padres de la estudiante viajaron a la ciudad para reclamar el cuerpo.
El trágico hecho conmocionó a la comunidad después de que se diera a conocer que la adolescente fallecida se hospedó en la misma habitación del hotel en donde murió Julieta Uriarte, otra chica de la misma edad que murió en octubre de 2015 mientras estaba de viaje de egresados.
La joven era de Adolfo Gonzales Chaves y murió cuando transitaba el último día del viaje junto a sus compañeros de curso. La chica no había consumido drogas ni alcohol, indicaron los investigadores en su momento. Los datos de la autopsia confirmaron que murió a causa de una “neumopatía bilateral”.
La causa fue caratulada como “homicidio culposo” y se imputó a dos médicos, Rodrigo Andrada y Marisa Figueredo, quienes atendieron a Julieta antes de su muerte.